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No todos somos uruguayos

Por Margarita Malán.


Uruguay. La democracia más transparente y estable de Latinoamérica, la Suiza de América, un país de inmigrantes, chiquito pero con un importante atractivo turístico, ubicación geográfica clave y un puerto con gran relevancia a nivel regional: Cuando pensamos en Uruguay pensamos muchas cosas, pero seguro nadie asocia “Uruguay” con “violación de Derechos Humanos”, nadie piensa en todos los llamados de atención que hemos recibido, tanto por parte de otros países como de Organizaciones Internacionales, ante la toma de acciones que fomentan la apatridia e implican la violación del derecho humano a la nacionalidad e identidad, reconocido en numerosos Tratados y Convenciones de las que Uruguay forma parte. 


En definitiva, cuando pensamos en Uruguay, no se nos viene en mente la situación que viven a diario los ciudadanos legales uruguayos: aquellos uruguayos que, para el Estado, no dejan de ser extranjeros. 


Los pasaportes de los ciudadanos legales uruguayos son la punta del iceberg, la cara visible y más llamativa de la que tal vez has escuchado hablar si seguís el tema de cerca, pero es tan solo uno, tal vez el más evidente e importante (ya que de él derivan muchos otros), de los problemas que afrontan; y todo comienza con los conceptos de nacionalidad y ciudadanía, términos que son empleados como sinónimos en todos los países, menos en uno: Uruguay.


Así como leíste, somos la excepción a la regla, y eso ha dado de que hablar. Es a partir de una interpretación tradicional (y hoy muy cuestionada) del artículo 74 de la Constitución de la República, que Uruguay sostiene que son ciudadanos naturales tanto aquellos nacidos dentro de los límites del territorio, como quienes, siendo hijos de padre o madre uruguayos, se hayan avecinado e inscripto en el Registro Cívico Nacional. Hasta ahí vamos bien, reconocemos los mismos criterios para la nacionalidad que la gran mayoría de los Estados, pero es en el artículo siguiente, relativo a los ciudadanos legales, donde surge el problema base de toda la cuestión: ¿ciudadanos legales y naturales son categorías distintas? Si sí, y como no se emplea nunca el termino nacionales ni nacionalidad, ¿nacionales uruguayos serían todos los ciudadanos, estableciéndose una analogía entre nacionalidad y ciudadanía, o únicamente los naturales? 


Yendo al corazón del tema, ante la pregunta ¿son los ciudadanos legales, nacionales? hoy la respuesta, para el Estado, es no, los ciudadanos legales no son nacionales, y aunque tal vez a vos, como a la mayoría de la población uruguaya, podría serle indiferente esta afirmación, el no ser considerados nacionales uruguayos, sino simples extranjeros con derechos políticos, repercute seria y negativamente en la vida cotidiana de estas personas. 


Empecemos entonces por el principio: En 2015 la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), de la que Uruguay forma parte, empieza a exigir que en los pasaportes se indique cual es la nacionalidad de la persona, que lógicamente será la del país que emite el documento, así, si sos uruguayo tu pasaporte va a decir URY, si sos argentino, ARG, etc. Así, sucede que como para Uruguay los ciudadanos legales no tienen la nacionalidad uruguaya, en el campo de nacionalidad del pasaporte colocan las siglas correspondientes a su país de origen, teniendo como resultado un pasaporte en el que la nacionalidad y el país emisor no coinciden, lo cual conlleva consecuencias que van desde impedirles abordar al avión hasta tenerlos retenidos en aeropuertos ante la sospecha de que se trate de criminales que viajan con pasaportes falsos


Al mismo problema se enfrentan cuando buscan ingresar a un país que no exige que uruguayos presenten el pasaporte, como es el caso de los países del MERCOSUR: Este beneficio no comprende a los ciudadanos legales, puesto que no son reconocidos como nacionales uruguayos. 


De mismo modo, siendo el trámite digital de la visa para el ingreso a países que así lo requieren un mecanismo mucho más fácil, rápido y ágil, además de gratuito, nuevamente los ciudadanos legales, al no gozar de los derechos derivados de la nacionalidad uruguaya, se ven obligados a hacer el trámite presencial, con todos los costos y demoras que este implica, aun sin tener la certeza de que, a la hora de presentar el pasaporte con la visa en el aeropuerto, vayan a aceptárselo como válido. 


Otra derivación grave es la posibilidad de volverse apátridas, siendo la apatridia algo contra lo que se viene luchando hace tiempo a nivel internacional, mencionando como ejemplo de ello la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 de la que Uruguay también forma parte. En relación a esto, existen casos en donde países no reconocen la doble nacionalidad, por lo cual, si una persona desea tramitar la nacionalidad en otro Estado, perderá la de origen. Siendo este el caso de, por ejemplo, China, el problema que surge es el siguiente: Si una persona nacida en China solicita la ciudadanía legal uruguaya, va a dejar de ser chino y pasará a ser uruguayo para China, mientras que en Uruguay se lo seguirá considerando de nacionalidad china, ¿el resultado? Se vuelve apátrida, es decir, no pertenece a ningún Estado, no es ni chino ni uruguayo y, a la hora de tramitar el pasaporte uruguayo que le corresponde como ciudadano legal, el documento dirá que la nacionalidad es china, dato que, al no reconocer su país de origen la doble nacionalidad, se vuelve falso y termina por volver falso todo el documento. 


Por otro lado, sabemos que lo derechos derivados de la ciudadanía pueden ejercerse una vez cumplidos los 18 años, lo cual no es un problema cuando se es nacional, ya que el vínculo con el Estado no está sujeto a la calidad de ciudadano, sino a la de nacional. Sin embargo, cuando un ciudadano legal uruguayo viene al país con hijos menores nacidos en el extranjero, estos no tendrán ningún vínculo legal con Uruguay hasta cumplidos los 18 años, cuando podrán tramitar la ciudadanía. Tenemos niños que estarán viviendo en el país como si fueran extranjeros mientras sean menores, por lo cual, se verán impedidos hasta entonces, si seguimos analizando el tema de los pasaportes, de tramitar un pasaporte o ser considerados uruguayos ante cualquier trámite o situación que se presente. 


Yendo a los hechos, no podemos decir que existan motivos de peso para la interpretación que Uruguay está haciendo del artículo 74 de la Constitución: La doctrina está de acuerdo en que no se puede ser ciudadano sin ser nacional, que la diferencia entre ciudadanía natural y legal no radica más que en la forma en la que se la adquiere y no en los efectos que despliega, a lo que se le agrega que somos el único país que hace la distinción entre nacionales y ciudadanos: No hay justificaciones válidas para que Uruguay no reconozca la nacionalidad uruguaya de los ciudadanos legales.


Estamos hablando de personas que enfrentan serios riesgos a la hora de salir del país, siendo que, dado todo esto, las embajadas y consulados uruguayos en el exterior no les proporcionan la protección y asistencia pertinente que les corresponde, algo realmente serio y que no debería de serle indiferente a ninguno de nosotros, seamos ciudadanos legales o no.


Actualmente, mientras que hace poco le fue presentado un nuevo proyecto de ley sobre la temática al Presidente Luis Lacalle Pou, se encuentran estancados en el Parlamento otros dos que también buscan modificar esta realidad y poner un punto final a una situación que no da para más: Uruguay, que orgullosamente se presenta al mundo como un país de inmigrantes, de puertas abiertas, está siendo muy cuestionado al ser el único que le niega el derecho a la nacionalidad a los ciudadanos legales; es una vergüenza, dadas las características de nuestro país y la imagen externa que buscamos mantener, que este tema se siga dejando en un segundo plano y no se tome consciencia de que lo que está pasando es injusto, grave y lamentable. Los ciudadanos legales no pueden seguir esperando, han pasado 9 años, y la problemática exige una respuesta inmediata y firme. Como uruguayos no podemos seguir dándoles la espalda, debemos garantizar la igualdad de derechos para todos los uruguayos: Debemos reconocer que todos somos uruguayos.



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